FARO DE VIGO. En Vigo se suspendieron casi todas las clases y en Pontevedra se redujeron hasta un 40%, mientras que el paro no afectó a las facultades ourensanas.Sandra Penelas / VIGO Facultades y bibliotecas cerradas a cal y canto y clases suspendidas por falta de alumnos. La huelga de veinticuatro horas convocada por el personal laboral de la Universidad paralizó ayer la actividad en el campus de Vigo y también afectó al de Pontevedra, donde las bibliotecas permanecieron cerradas y en centros como el de Ciencias Sociales se dejaron de impartir el 40% de las clases. En Ourense, sin embargo, el paro no tuvo consecuencias en el ámbito académico.Los accesos al campus vigués, donde estudian unos diez mil alumnos, fueron cortados por un centenar de trabajadores entre las ocho y las diez y media de la mañana, de forma que los centros no comenzaron a abrir sus puertas hasta después de las once. En Filología tuvieron que recurrir a cerrajeros para romper algunos candados y la Facultad de Ciencias Jurídicas permaneció cerrada hasta el mediodía, mientras que el edificio del CACTI lo estuvo durante toda la jornada.Foruemprego, afectadoLa huelga también afectó al Forumemprego, que se celebraba en la Facultad de Ciencias con la participación de quinientos alumnos. Los organizadores tuvieron que suspender la primera conferencia, prevista para las nueve de la mañana.Los accesos al Rectorado y al edificio administrativo situado enfrente fueron bloqueados con cadenas para impedir la entrada de trabajadores y también se registraron problemas con la red informática de la Universidad.El corte de tráfico obligó a los pasajeros de los autobuses a recorrer el campus a pie y bajo la lluvia, mientras que los que viajaban en vehículos particulares los dejaban aparcados en la cuneta y optaban por la misma solución.Finalizado el bloqueo del campus, los huelguistas, algunos de ellos llegados de Ourense y Pontevedra, iniciaron un periplo por las diferentes facultades haciendo sonar silbatos y exigiendo a gritos la firma del convenio hasta finalizar ante el Rectorado.Hubo servicios mínimos, aunque en la Escuela de Minas era el propio director el que se encargaba de abrir alguna de las aulas. Aun así, todos los centros optaron por suspender la mayoría de las clases ante la falta de alumnos. Los trabajadores se felicitaban por el seguimiento de la huelga. "Ha sido un éxito. Hemos conseguido paralizar el campus", aseguraba Manolo Velasco, de CC OO.Las demandas del personal laboral, que lleva dos años sin firmar el convenio, serán trasladadas al Claustro que se celebra hoy en el campus. Los trabajadores esperan que el rector adopte una postura ante el conflicto. Para mañana está convocado otro paro de 24 horas en los tres campus.
Comité de huelga: "No es lógico que tengamos que recurrir a esto". "Una inocentada". Marcos Estévez, del comité de huelga, lamentaba ayer que la "falta de voluntad de negociación" del gerente les haya obligado a endurecer sus protestas. "No es lógico que tengamos que recurrir a esto. La institución pierde prestigio, pero también nosotros como trabajadores", explicaba. Estévez defiende que las demandas de los casi cuatrocientos miembros del personal laboral, entre las que se incluye equipararse a los funcionarios, "no son nada del otro mundo" y también se mostró crítico con el rector: "Si no interviene es porque no quiere". Los trabajadores cumplen hoy su vigésimo octavo día de encierro en el Rectorado. Alumnos afectados: "Dejé mi coche en la cuneta y seguí a pie y sin paraguas". Daniel Alonso esperaba a mediodía el comienzo de una clase, pero en el vestíbulo de Económicas había sólo un par de alumnos: "El profesor me ha dicho que no la suspende, pero no veo a ningún compañero". Adelantó varias horas su desplazamiento al campus para hacer unas gestiones y se encontró con el acceso bloqueado: "Si lo sé no vengo. Dejé mi coche en la cuneta y seguí a pie y sin paraguas. Me empapé", relataba. Sobre la huelga opinó: "Deberían cantarle las cuarenta al responsable y no fastidiarnos a todos". Noelia González y María Acuña también contaban su experiencia: "Venimos desde Pontevedra en bus y hemos perdido la mañana porque no hay clase".
Comité de huelga: "No es lógico que tengamos que recurrir a esto". "Una inocentada". Marcos Estévez, del comité de huelga, lamentaba ayer que la "falta de voluntad de negociación" del gerente les haya obligado a endurecer sus protestas. "No es lógico que tengamos que recurrir a esto. La institución pierde prestigio, pero también nosotros como trabajadores", explicaba. Estévez defiende que las demandas de los casi cuatrocientos miembros del personal laboral, entre las que se incluye equipararse a los funcionarios, "no son nada del otro mundo" y también se mostró crítico con el rector: "Si no interviene es porque no quiere". Los trabajadores cumplen hoy su vigésimo octavo día de encierro en el Rectorado. Alumnos afectados: "Dejé mi coche en la cuneta y seguí a pie y sin paraguas". Daniel Alonso esperaba a mediodía el comienzo de una clase, pero en el vestíbulo de Económicas había sólo un par de alumnos: "El profesor me ha dicho que no la suspende, pero no veo a ningún compañero". Adelantó varias horas su desplazamiento al campus para hacer unas gestiones y se encontró con el acceso bloqueado: "Si lo sé no vengo. Dejé mi coche en la cuneta y seguí a pie y sin paraguas. Me empapé", relataba. Sobre la huelga opinó: "Deberían cantarle las cuarenta al responsable y no fastidiarnos a todos". Noelia González y María Acuña también contaban su experiencia: "Venimos desde Pontevedra en bus y hemos perdido la mañana porque no hay clase".
LA VOZ DE GALICIA (Vigo). La huelga del personal laboral aisla el campus y obliga a parar las clases. Los trabajadores provocaron una caravana de cientos de coches al cortar tres horas el tráfico Las líneas de teléfonos de las facultades permanecieron inactivas durante todo el día. El claustro de hoy podría abrir una salida al conflicto. (Firma: Alberto Magro Lugar: vigo)
La Universidad de Vigo hizo ayer novillos. Aunque fueron obligados. La primera jornada de huelga programada por los sindicatos que representan al personal laboral de administración y servicios se convirtió en un éxito para los convocantes y un desastre para el resto de la Universidad. Los problemas madrugaron. A las 7.30 horas de la mañana los trabajadores ya habían desplegado sus pancartas en las entradas al campus. Los accesos quedaban así sellados y comenzaba un atasco que no se disolvió hasta bien entrada la mañana. Cientos de coches quedaron atrapados en una ratonera cuya única salida era la vuelta a casa. Y por ahí siguió la huelga, que dejaba al campus sin más remedio que hacer novillos. Sin camino hacia las clases, no hay clases. Y sin clases, no hay universidad, o está mutilada. Como ayer, una jornada sin estudiantes, coches, ni teléfonos en la mayoría de los centros del campus. Así en Peritos narraban que los trabajadores del turno de mañana «o no llegaron o lo hicieron con horas de retraso», mientras en Ciencias Experimentales advertían de que llevaban todo el día a medio gas: «No podemos hacer llamadas ni mandar faxes. Hay ratos en los que sólo podemos recibir llamadas». El aislamiento se repetía en el resto del campus de Lagoas-Marcosende, en el de Torrecedeira y en las facultades y escuelas de la Universidad de Vigo en Ourense y Pontevedra. El apagón telefónico era tal que en algunos centros ni siquiera había línea. En los sindicatos convocantes del paro ofrecían una hipótesis para explicar lo ocurrido: «El servicio telefónico depende del personal laboral, así que igual hubo algún problema y como no estaban ellos para resolverlo, pues las conexiones de los tres campus, que se hacen con la misma centralita, no funcionan bien», apuntaban en Comisiones Obreras. «Sabotaje» Entre los dirigentes de las facultades y de la propia Universidad el «problema» se tildaba directamente de «sabotaje». «Alguna vez hemos tenido problemas con el teléfono, pero no así. Está claro que algo raro han hecho», comentaban fuentes del equipo de gobierno de la Universidad. Más allá de las incidencias varias, y del hecho de que más 21.500 alumnos se quedaran por un día sin tomar apuntes, el paro fue un éxito para los convocantes. Según apuntaban en Comisiones Obreras y en la CIG, el seguimiento alcanzó «el 100%», y en la manifestación programada en el centro del campus de Vigo a media mañana participaron alrededor de 200 de los 450 trabajadores afectados por el conflicto laboral con la gerencia de la Universidad. Junto a ellos portaban pancartas, sirenas, cazuelas y megáfonos, de los que se sirvieron para difundir las mismas demandas que defienden sin éxito desde hace dos años. Quieren una homologación salarial con el personal funcionario, y reclaman además que no haya ningún servicio ni trabajador de la Universidad de Vigo que permanezcan ajenos al convenio colectivo. Por eso la huelga, y por eso el encierro que desde hace 27 días mantienen en las dependencias del Rectorado de la Universidad de Vigo. Tras la huelga de ayer, el encierro continuará hoy. Y si el rector no lo remedia en el claustro de hoy con una propuesta que desenmarañe el conflicto, la huelga regresará mañana.
PAIS (Galicia). Una protesta aísla los campus de Vigo, Pontevedra y Ourense. El bloqueo en la negociación del convenio laboral de los trabajadores de administración y servicios de la Universidad de Vigo, que se prolonga desde hace dos años, derivó ayer en el corte de los accesos por carretera a los tres campus adscritos (Vigo, Ourense y Pontevedra) entre las 8.00 y las 10.30 horas de la mañana. A esta protesta del personal le siguió un recorrido, pancarta en mano, por las avenidas universitarias. La movilización, a la que según fuentes sindicales se sumó la práctica totalidad del personal laboral, llegó a interrumpir la actividad académica en Lagoas-Marcosende (Vigo). Está previsto que el jueves se retomen las movilizaciones, tal y como apuntó Marcos Velasco, del comité de huelga que agrupa a CC OO, CIG y UGT. Ayer mismo, los sindicatos solicitaron la inclusión de este conflicto en el orden del día del claustro que se celebra hoy, así como la oportunidad de tomar la palabra para exponer una situación que afecta a un colectivo integrado por cerca de 400 trabajadores. El objetivo es emplazar al rector, Alberto Gago, a que tome cartas en el asunto y nombre a alguien dispuesto a negociar. "El problema que tenemos es que la gerencia no quiere ceder en nada y así es imposible llegar a un acuerdo", señala Velasco. Entre las reivindicaciones planteadas está la necesidad de que el nuevo convenio cubra a todos los trabajadores con contrato laboral para que gocen de derechos relacionados con la seguridad, las vacaciones o la actividad sindical. "Hay muchos que están trabajando en proyectos de investigación, como recién licenciados, que no están cubiertos", alegan. Los trabajadores instan a las autoridades universitarias a que les homologuen los salarios y las categorías con las del personal funcionario y que no se les discrimine con la aplicación de normas restrictivas que no se cumplen para el resto. "Somos trabajadores públicos como los demás", afirman. El personal entiende que ciertos departamentos como prensa, medio ambiente o calidad, entre otros, deben pasar a formar parte de los planteles universitarios. El origen del conflicto. La paciencia de los trabajadores empezó a agotarse un par de meses atrás. A principios de diciembre se presentó una propuesta de convenio ante la gerencia y ésta respondió con un modelo muy similar al que los propios trabajadores en referéndum habían tirado por tierra a mediados de noviembre y a la que, además, le faltaba el apartado salarial. "Entendemos que fue una provocación", afirma Velasco. Tras aquel episodio, el gerente Manuel Castro cogió una baja y dejó plantado al comité de huelga el 18 de enero. Los trabajadores recuerdan que nadie los avisó y esa misma mañana se encerraron en el Rectorado. Ahora siguen a la espera de que el rector adopte una determinación que ponga fin a esta situación.
La Universidad de Vigo hizo ayer novillos. Aunque fueron obligados. La primera jornada de huelga programada por los sindicatos que representan al personal laboral de administración y servicios se convirtió en un éxito para los convocantes y un desastre para el resto de la Universidad. Los problemas madrugaron. A las 7.30 horas de la mañana los trabajadores ya habían desplegado sus pancartas en las entradas al campus. Los accesos quedaban así sellados y comenzaba un atasco que no se disolvió hasta bien entrada la mañana. Cientos de coches quedaron atrapados en una ratonera cuya única salida era la vuelta a casa. Y por ahí siguió la huelga, que dejaba al campus sin más remedio que hacer novillos. Sin camino hacia las clases, no hay clases. Y sin clases, no hay universidad, o está mutilada. Como ayer, una jornada sin estudiantes, coches, ni teléfonos en la mayoría de los centros del campus. Así en Peritos narraban que los trabajadores del turno de mañana «o no llegaron o lo hicieron con horas de retraso», mientras en Ciencias Experimentales advertían de que llevaban todo el día a medio gas: «No podemos hacer llamadas ni mandar faxes. Hay ratos en los que sólo podemos recibir llamadas». El aislamiento se repetía en el resto del campus de Lagoas-Marcosende, en el de Torrecedeira y en las facultades y escuelas de la Universidad de Vigo en Ourense y Pontevedra. El apagón telefónico era tal que en algunos centros ni siquiera había línea. En los sindicatos convocantes del paro ofrecían una hipótesis para explicar lo ocurrido: «El servicio telefónico depende del personal laboral, así que igual hubo algún problema y como no estaban ellos para resolverlo, pues las conexiones de los tres campus, que se hacen con la misma centralita, no funcionan bien», apuntaban en Comisiones Obreras. «Sabotaje» Entre los dirigentes de las facultades y de la propia Universidad el «problema» se tildaba directamente de «sabotaje». «Alguna vez hemos tenido problemas con el teléfono, pero no así. Está claro que algo raro han hecho», comentaban fuentes del equipo de gobierno de la Universidad. Más allá de las incidencias varias, y del hecho de que más 21.500 alumnos se quedaran por un día sin tomar apuntes, el paro fue un éxito para los convocantes. Según apuntaban en Comisiones Obreras y en la CIG, el seguimiento alcanzó «el 100%», y en la manifestación programada en el centro del campus de Vigo a media mañana participaron alrededor de 200 de los 450 trabajadores afectados por el conflicto laboral con la gerencia de la Universidad. Junto a ellos portaban pancartas, sirenas, cazuelas y megáfonos, de los que se sirvieron para difundir las mismas demandas que defienden sin éxito desde hace dos años. Quieren una homologación salarial con el personal funcionario, y reclaman además que no haya ningún servicio ni trabajador de la Universidad de Vigo que permanezcan ajenos al convenio colectivo. Por eso la huelga, y por eso el encierro que desde hace 27 días mantienen en las dependencias del Rectorado de la Universidad de Vigo. Tras la huelga de ayer, el encierro continuará hoy. Y si el rector no lo remedia en el claustro de hoy con una propuesta que desenmarañe el conflicto, la huelga regresará mañana.
PAIS (Galicia). Una protesta aísla los campus de Vigo, Pontevedra y Ourense. El bloqueo en la negociación del convenio laboral de los trabajadores de administración y servicios de la Universidad de Vigo, que se prolonga desde hace dos años, derivó ayer en el corte de los accesos por carretera a los tres campus adscritos (Vigo, Ourense y Pontevedra) entre las 8.00 y las 10.30 horas de la mañana. A esta protesta del personal le siguió un recorrido, pancarta en mano, por las avenidas universitarias. La movilización, a la que según fuentes sindicales se sumó la práctica totalidad del personal laboral, llegó a interrumpir la actividad académica en Lagoas-Marcosende (Vigo). Está previsto que el jueves se retomen las movilizaciones, tal y como apuntó Marcos Velasco, del comité de huelga que agrupa a CC OO, CIG y UGT. Ayer mismo, los sindicatos solicitaron la inclusión de este conflicto en el orden del día del claustro que se celebra hoy, así como la oportunidad de tomar la palabra para exponer una situación que afecta a un colectivo integrado por cerca de 400 trabajadores. El objetivo es emplazar al rector, Alberto Gago, a que tome cartas en el asunto y nombre a alguien dispuesto a negociar. "El problema que tenemos es que la gerencia no quiere ceder en nada y así es imposible llegar a un acuerdo", señala Velasco. Entre las reivindicaciones planteadas está la necesidad de que el nuevo convenio cubra a todos los trabajadores con contrato laboral para que gocen de derechos relacionados con la seguridad, las vacaciones o la actividad sindical. "Hay muchos que están trabajando en proyectos de investigación, como recién licenciados, que no están cubiertos", alegan. Los trabajadores instan a las autoridades universitarias a que les homologuen los salarios y las categorías con las del personal funcionario y que no se les discrimine con la aplicación de normas restrictivas que no se cumplen para el resto. "Somos trabajadores públicos como los demás", afirman. El personal entiende que ciertos departamentos como prensa, medio ambiente o calidad, entre otros, deben pasar a formar parte de los planteles universitarios. El origen del conflicto. La paciencia de los trabajadores empezó a agotarse un par de meses atrás. A principios de diciembre se presentó una propuesta de convenio ante la gerencia y ésta respondió con un modelo muy similar al que los propios trabajadores en referéndum habían tirado por tierra a mediados de noviembre y a la que, además, le faltaba el apartado salarial. "Entendemos que fue una provocación", afirma Velasco. Tras aquel episodio, el gerente Manuel Castro cogió una baja y dejó plantado al comité de huelga el 18 de enero. Los trabajadores recuerdan que nadie los avisó y esa misma mañana se encerraron en el Rectorado. Ahora siguen a la espera de que el rector adopte una determinación que ponga fin a esta situación.
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